El arte de la imaginería popular puertorriqueña
“ El arte, aunque sea descabellado, y lo
bello, aunque sea desproporcionado, tienen siempre algún buen fin, o cuando
menos, alguna buena intención, y en ese sentido algo tienen de intrínsecamente
moral”
Eugenio María de Hostos
Para
algunos es sinónimo de cultura. Para otros de identidad. Para mi….una devoción
que data de 105 años.
No
obstante, para todos los que valoran su sangre o raíces puertorriqueñas, la
talla de santos es una de las expresiones artesanales más apreciadas,
reconocidas y cotizadas en el país y el orbe.
Cada una
es una obra colorida, irrepetible y representativa de un talento original ya
muy poco cultivado por el pueblo.
Por eso,
su cotizado valor resume la paciencia, el tiempo, el empeño y la educación de
un verdadero artesano o santero.
La pieza debe exhibir fielmente las características de quien representa y
para que sea duradera, el santero debe buscar o adquirir la mejor madera y
extraer de ella al santo patrón de un municipio o algunas de las advocaciones
marianas preferidas, como la Virgen de Guadalupe, la Virgen de Monserrate o
Nuestra Señora de La Providencia, entre otras.
Se cree que en 1754 nació
el primer santero puertorriqueño, don Felipe de la Espada, quien le enseñó el
oficio a varios de sus hijos.
Usualmente, se talla el cuerpo del santo en una sola
pieza de madera y, posteriormente, el santero le añade las manos y otros
atributos, con el mayor de los cuidados.
Según
el artículo Talla de Santos -de la publicación estudiantil Costumbres y
Tradiciones: Manifestaciones del folclor puertorriqueño- “en los primeros tres
siglos del régimen español, Puerto Rico sufrió los efectos de las políticas
coloniales de España y del desinterés por el comercio con la misma”.
“Este
hecho llevó a un grave aislamiento al que se le sumaron los fenómenos
naturales, epidemias y enfermedades. El clero católico no podía estar presente
para darle seguimiento a la fé de los habitantes de la Isla. Aun así, el jíbaro puertorriqueño se aferró más a su fé
abriendo paso para el progreso del arte de la talla”, reza el artículo escrito
por Grace Plaza Irizarry.
Cerca
de 1754 se dice que nació el primer santero puertorriqueño, don Felipe de la
Espada, quien aunque no se sabe cómo lo aprendió, sí se sabe que le enseñó el
oficio a varios de sus hijos.
El
Instituto Smithsoniano reconoció que una talla de Santa Ana con la Virgen y el
niño Jesús en su regazo es el santo de palo más antiguo de Puerto Rico y data
del siglo 17.
Antes
de que hubiera un Santa Clós en Puerto Rico, los Reyes Magos trajeron a los
niños sus regalos para Navidad. Un tema favorito entre muchos santeros, los
Reyes Magos de madera como estos se muestran durante todo el año. Esta pieza en
cedro realizada por el artesano de Ponce mi amigo personal Héctor
Orta, hijo de los maestros talladores Domingo Orta y Santia Rivera, fué un pedido especial mío. Yo quería unos
reyes taínos cuyas ofrendas fueran el dujo, el cemí y el guanín. Los colores
varian. Y por supuesto quería que uno fuera revestido con nuestra bandera
puertorriqueña. Madera de cedro, caoba, majo, capá blanco, etc son otras de las
maderas nobles con las cuales nuestros talladores realizan sus trabajos. Hecho
y pintado a mano en Ponce, Puerto Rico. La pieza está firmada por el artista. 6
1/2 " incluyendo la base (7 3/4" de ancho y casi 3 pulgadas de
profundidad).
En
Puerto Rico, los Reyes Magos viajan a caballo. Asumiéndo yo muy personalmente
que es por nuestra tradición del caballo de paso fino. Patrocinen la artesanía
puertorriqueña, hechas por manos puertorriqueñas.
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